Nuevos proyectos: el Fondo Social de la Equidad Menstrual

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Como os hemos ido explicando, el Coronavirus nos ha dejado la aparición de nuevos proyectos de Banco Farmacéutico. Os hemos hablado del Fondo Social de Emergencia, y de la Campaña Sanitaria de Emergencia que son de nueva factura. Pero ahora le toca el turno al Fondo Social de la Equidad Menstrual, y el Fondo Social de la Menstruación, un proyecto nacido en verano de 2019 que se ha ido cociendo a fuego lento con mucho trabajo de fondo, y que ha podido ver la luz en 2021.

En efecto, cada vez está más asumido que un elevado porcentaje de mujeres en el primer mundo tienen dificultades para adquirir los productos de higiene íntima femenina asociados a la menstruación. En España, se calcula que el 20% de las mujeres sufren esta carencia a lo largo de su vida. En países como Canadá, Gran Bretaña, Nueva Zelanda y Australia, esta necesidad se tradujo en poner asequibles los productos para la menstruación en los Institutos de Educación Secundaria con el fin de evitar el absentismo escolar de aquellas adolescentes que dejaban de asistir a clase los días que duraba el período por no poder costeárselos.

Y como tras la costumbre llega la ley, en Escocia los productos menstruales ya son gratuitos para toda la población femenina en lugares indicados de recogida; y en Francia lo son para todas las universitarias pudiendo acceder a ellos desde las propias Facultades de estudio. En España, la primera en replicar el ejemplo francés fue la Universidad de Vigo. Y se va extendiendo cada vez más la conciencia de la desigualdad que sufren las mujeres menstruantes para disponer de estos productos de higiene íntima. Y no solo, sino que hay un debate abierto en la sociedad sobre los impuestos que gravan estos productos, no reconocidos como de primera necesidad.

Pero mientras dura la discusión, la necesidad apremia, y la atención a quienes padecen la pobreza menstrual interpela a la acción. Y Banco Farmacéutico dio un paso al frente para dar respuesta, hace ahora dos años. Primero, el Observatorio de la Pobreza Farmacéutica puso en marcha un estudio profundo sobre la pobreza menstrual en el mundo, y en España en concreto. Sabíamos de la existencia de esta pobreza, y de sus consecuencias, pero había que dimensionarla. Y, segundo, había que contar con un proyecto que fuera sostenible, saludable y social. Para ello, hacía falta encontrar agentes que pudieran actuar, cada uno desde su ámbito, en una acción coordinada y conjunta: empresas fabricantes, administraciones interesadas, ámbito científico, ámbito educativo y tercer sector.

Fruto de todo ello, se ha podido poner en marcha en 2021 el Fondo Social de la Menstruación y el Fondo para la Equidad Menstrual, con un doble objetivo: facilitar productos concretos a mujeres concretas a través de entidades sociales, y ofrecer Talleres de formación para adolescentes en Secundaria que las ayuden a asumir con naturalidad este hecho biológico, haciéndoles llegar los productos a los centros de estudio y a la vez ofreciendo recursos que les permitan vencer los prejuicios culturales que aún hoy en día perduran en ciertos colectivos extracomunitarios.

Para lo primero, ya se ha podido hacer la primera distribución de más de 20.000 lotes de productos de higiene íntima en una acción conjunta con la Associació Cívica La Nau (Banco de Productos No Alimentarios), donde se recibieron más de 2 millones de unidades provenientes de la donación de la empresa Green Umbrella, entre otras. La distribución se hará a través de 300 entidades sociales.

La repercusión mediática de esta primera acción ha sido muy notable: la noticia ha sido publicada en RTVE, en Radio Cornellà (entrevista a Jordi Bosch), en La Razón, El País, 20 minutos, Catalunya Plural y en el Diari de la Sanitat.

Paralelamente, y en clave de estudio, Banco Farmacéutico trabajará conjuntamente con la Fundación Instituto Universitario para la Investigación en Atención Primaria de Salud Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol), adscrito a la Universitat Autònoma de Barcelona. Con este Instituto se está llevando a cabo una colaboración que se prevé estratégica de cara a conseguir datos científicos que permitan avanzar en la erradicación de la pobreza menstrual en nuestro país.

Pensamos que este proyecto puede tener un largo recorrido, aunque lo deseable sería que se abriera paso un cambio normativo que facilite el acceso a estos productos básicos al conjunto de la población femenina de nuestro país, de un modo preferencial a las que se encuentran en vulnerabilidad.

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